Te encontré una noche… cualquiera.
Te quise tanto esta mañana
con las caricias de concupiscencia retenida
donde dioses riñen.
Mientras se encarcela mi universo
en la oscura lluvia de tu mejilla.
Morfeo Dios triunfante de lucha desprende de tu alma,
tu olor,
tu silencio…
la tersura de tu piel
resguardada para mi.
Pero la estridente realidad
me aparta unos metros de ti;
en nueva lucha
que provoca
el fervor de tu cuerpo
en mis brazos.
Y te observe…
como al infinito cuando nace,
lucha con un cariño que renace
como big-bang,
cuando queda la pavesa
llega la gran explosión.
Tan serena y ajena
a lo que ocurría en mi,
entre los brazos del Dios aquel, que molestarte
seria blasfemia
intento inútilmente
incorporarme a tus sueños.
Pero el insomnio busca letras
que te regalen mi cosmos;
Baco ofensivo Dios
te retira de mis ojos,
y solo tomo de
tus pasos vacilantes,
estas
letras compuestas.
Payo 2005
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